28 septiembre 2016

Un peligroso químico que provoca quemaduras en los ojos

A pesar de que durante mucho tiempo se consideró un problema de trabajadores adultos, los niños parecen tener riesgo tambien. Un niño de un año y otro de dos años están en riesgo de sufrir quemaduras en los ojos con químicos, a pesar de que siempre se había creído que los adultos en edad laboral eran quienes tenían mayor riesgo de sufrir este tipo de daño ocular, sugiere una investigación de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg.

Los hallazgos publicados en JAMA Ophthalmology, subrayan la necesidad de educar a la población acerca de lo que parece ser un daño evitable y potencialmente permanente. Las fábricas y otros negocios donde se usan químicos peligrosos tienen en el lugar precauciones como usar lentes de seguridad y equipo de lavado de ojos. Se cree que este estudio es el primero en señalar que los niños también llevan un gran riesgo.

“Estas son heridas terribles que ocurren más frecuentemente en los niños más pequeños y son enteramente prevenibles,” dice el director del estudio R. Sterling Haring, candidato a doctor en el Departamento de Políticas Públicas en la escuela Bloomberg. “Estos niños no manejan químicos en el trabajo. Ellos resultan dañados principalmente porque en sus casas se guardan descuidadamente los líquidos limpiadores.”

Las quemaduras químicas de los ojos están entre las más críticas y serias heridas oculares, porque continúan quemando el ojo después del contacto, y pueden dañar las estructuras internas de manera irreparable.

Se cree que es el primer estudio que usa una muestra nacional que incluye todos los grupos de edad. Para su investigación, Haring y sus colegas analizaron cuatro años de datos del Nationwide Emergency Department Sample, que incluye información de 30 millones de visitas anuales a la sala de emergencia de más de 900 hospitales en todo Estados Unidos.

Entre 2010 y 2013 hubo más de 144000 visitas a las salas de emergencia relacionadas con quemaduras oculares por químicos a lo largo del país. Las heridas ocurrieron con más frecuencia en el hogar, principalmente entre los de menores ingresos y con mayor frecuencia en el sur.

Las heridas fueron causadas con mayor frecuencia en niños de entre uno y dos años de edad. El daño en los más jóvenes parece disminuir sustancialmente después de que son lo suficientemente grandes para entender los peligros, así que los niños de un año sufren accidentes 13 veces más que los niños de siete años.

Haring dice una clave para reducir estos accidentes es simplemente mantener los limpiadores para el hogar y otros químicos fuera del alcance de los niños. Él cree que un candado barato podría mejorar mucho el problema.

“Estos accidentes pueden ocurrir en un instante,” dice Haring. “Hacer lo necesario para que los niños no tengan acceso a los químicos y limpiadores del hogar es la mejor manera de poner fin a esto.”

Dice que el tipo más común de heridas en el grupo de los más jóvenes son causadas por agentes alcalinos (comúnmente hallados en limpiadores) más que en ácidos como los de baterías y los ácidos sulfúricos, y que los agentes alcalinos tienden a hacer el mayor daño porque las quemaduras continúan causando daño por más tiempo.

“Las quemaduras químicas en los ojos son un problema importante en Estados Unidos,” dice. “Nuestra investigación muestra que se necesitan estrategias de prevención específicas para cierta edad a fín de mantener a las personas libres de heridas que pueden ser devastadoras.”

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21 septiembre 2016

Un medicamento para controlar el abuso del alcohol puede ser utilizado para tratar desórdenes oculares

Una nueva investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad Duke, y el Hospital de los Ojos Moorfields ha identificado un gen que favorece la cicatrización, junto con una terapia, para el problema más común de ceguera por conjuntivitis en el Reino Unido.

Los resultados demostraron que el medicamento disulfiram, recetado para controlar el abuso del alcohol, normaliza la cicatrización en humanos y ratones inhibiendo la cicatrización anormal en la conjuntiva en los ojos de los ratones.

Las cicatrices en la conjuntiva son una causa frecuente de dolor crónico y pérdida de la visión. La conjuntiva es la membrana que forra el párpado y cubre el ojo; ayuda a lubricar y proteger el ojo, pero en condiciones de alergias severas o inflamación por tracoma desencadena una rápida cicatrización patológica, que con frecuencia persiste después de la inflamación destruyendo la función protectora de la conjuntiva.

El penfigoide de la membrana mucosa ocular fue seleccionada para las investigaciones porque es un trastorno autoinmune de cicatrización típico de las mucosas (que afecta otras partes del cuerpo además de la conjuntiva). También es la enfermedad autoinmune conjuntival más común en el Reino Unido. El tratamiento estándar para ambas, penfigoide de la membrana mucosa y su forma ocular, es suprimir el sistema inmune. Esto controla la inflamación cuando funciona, pero hay efectos secundarios indeseables y tiene poco efecto en la cicatrización. Aproximadamente 1 de cada 5 personas con penfigoide ocular queda ciego.

En el presente estudio, el equipo de investigación buscó actividad genética relacionada a la cicatrización en el tejido conjuntival, y en el crecimiento de las células de cicatrización (fibroblastos) de esta conjuntiva. El objetivo fue identificar las potenciales moléculas terapéuticas y proporcionar un banco de pruebas para el tratamiento.

Los resultados mostraron que el aldehído deshidrogenasa 1 (ALDH1) es más activo en los tejidos y fibroblastos de personas con penfigoide de la membrana mucosa ocular comparada con lo controles. El ALDH1 es una enzima crítica en uno de los pasos del proceso de cambiar la vitamina A en ácido retinoico, una proteína clave en inmunidad, inflamación y cicatrización. La cicatrización conjuntival como la vista en el penfigoide ocular surge en un modelo de ratón con severa conjuntivitis alérgica previamente desarrollado por el equipo del coautor del estudio Dr. Daniel Saban de la escuela de Medicina de la Duke University.

Este ratón fué tratado diariamente con gotas para los ojos que contenían disulfiram por 7 días después de la inducción de conjuntivitis autoinmune.

El disulfiram es un medicamento recetado para el tratamiento del abuso de alcohol. Bloquea la actividad del ALDH, incluyendo el ALDH2, que procesa el alcohol.

El tratamiento redujo la inflamación de la superficie ocular en el ratón y evitó la cicatrización en comparación con los controles. El penfigoide ocular fué tratado con disulfiram para probar sus efectos en la inhibición de ALDH en estas células de cicatrización humana.

La Dra. Sarah Ahadome del UCL Institute of Ophthalmology, primer autor del estudio dijo: “Nuestros resultados han demostrado que inhibir la actividad del ALDH1 con disulfiram reduce efectivamente la inflamación y previene la cicatrización in vivo, y reduce significativamente los signos de cicatrización in vitro, en el penfigoide ocular humano.”

El penfigoide de la membrana mucosa afecta los ojos en 7 de 10 personas con la condición, con 1 de cada 5 que se vuelve ciego. El potencial del disulfiram como un tratamiento efectivo es muy prometedor, especialmente si pudiera también usarse para tratamiento de tracoma, que afecta 40 millones de personas en el mundo, dijo uno de lo autores.

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14 septiembre 2016

El comportamiento sedentario está asociado con retinopatía diabética

En un estudio publicado en línea por JAMA Ophthalmology, el Dr. Paul Loprinzi de la Universidad de Mississippi, evaluó la asociación del comportamiento sedentario con la retinopatía diabética usando datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud de los años 2005 al 2006.

El comportamiento sedentario fué evaluado con un acelerómetro, y medido durante las horas de vigilia en participantes con 4 o más días de al menos 10 horas/día de uso del acelerómetro. La actividad de menos de 100 minutos se definió como comportamiento sedentario; actividad de más de 100 minutos fué clasificada como actividad física total.

El análisis incluyó 282 participantes con diabetes. El promedio de edad fué de 62 años, el 29% tenía retinopatía diabética.

El autor encontró que para un incremento de 60 minutos en el comportamiento sedentario, los participantes incrementaron un 16% la oportunidad de que empeorara su retinopatía diabética; la actividad fisica total no estuvo asociada con retinopatía diabética.

“La plausibilidad de esta asociación positiva entre comportamiento sedentario y retinopatía diabética podría ser resultado de el incrementado riesgo de enfermedad cardiovascular asociado con el comportamiento sedentario, que puede incrementar el riesgo de retinopatía diabética.

Esta asociación no prueba una causa y efecto. Para saber si la asociación observada tiene una relación de causa y efecto sería necesario hacer estudios de intervención donde los individuos asignados aleatoriamente a incrementar su actividad física total tuvieran una probabilidad menor de que empeorara su retinopatía diabética,” afirman los autores.

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07 septiembre 2016